Yo estoy con lo que se dice en este artículo.
Reforma laboral y cambio de modelo
La rigidez de nuestro mercado laboral es una herencia de la época franquista. Durante la dictadura, las leyes laborales eran muy rígidas y los sindicatos estaban prohibidos. Y, sin embargo, se garantizaba una fuerte estabilidad laboral. Esta elevada protección al trabajo no se redujo durante la transición por miedo a poner en peligro el camino hacia la democracia. Como consecuencia de ello, España ha heredado uno de los sistemas más rígidos de la eurozona. Ya hace tiempo que se requería una reforma que incrementara la flexibilidad laboral. Ahora bien, el elevado coste político que implica esta medida ha derivado en una preferencia por las reformas parciales, como por ejemplo, la regularización de los contratos temporales en el año 1984. Desgraciadamente, aquella reforma acabó generando una dualidad en nuestro mercado de trabajo, con la coexistencia de contratos indefinidos - en los que los trabajadores están protegidos, tienen posibilidad de promoción y formación, y por lo tanto, su mayor preocupación es el crecimiento salarial-con contratos temporales, caracterizados por una situación muy precaria y mediante los cuales no hay posibilidad de crecimiento profesional.
Tanto la rigidez del mercado laboral como su dualidad han tenido consecuencias importantes para el sistema productivo. Si bien la economía española ha crecido considerablemente - a un promedio anual del 3%-y ha creado más de siete millones de puestos de trabajo netos desde 1994 a 2007, esta expansión se ha basado en la utilización intensiva de mano de obra poco cualificada en actividades de baja productividad. Además, este crecimiento no ha resuelto problemas como la elevada tasa de desempleo, una alta temporalidad, el bajo crecimiento real de los salarios, un persistente y elevado diferencial de inflación, y un gran déficit por cuenta corriente. Las causas de la fuerte destrucción de empleo que se han producido en los últimos meses son la otra cara de la moneda del proceso de fuerte creación de empleo observada entre 1994 y 2007. Si bien es verdad que la crisis en España se ha iniciado con la crisis financiera internacional, también es una realidad que el motor de crecimiento económico español de los últimos quince años se ha agotado. En España, el shock tiene un componente permanente clave: el fin del boom inmobiliario.
Por tanto, pretender que se puede hacer un cambio de modelo de crecimiento sin reformar el mercado laboral no es recomendable, ya que un cambio hacia el desarrollo de actividades de mayor valor añadido y uso más intensivo de la mano de obra cualificada no eliminará el problema del paro. Para conseguir la creación de una economía que genere empleo de manera estable y persistente y nos lleve a un crecimiento más elevado de la productividad hace falta que el nuevo modelo económico venga acompañado de una reforma laboral.
De hecho, la reforma laboral podría facilitar la salida a la actual crisis mediante la creación de empleo en un contexto de crecimiento sostenible y que permita hacer frente a los retos que suponen el progreso técnico y la globalización. Por otro lado, es difícil que se produzca un cambio de modelo productivo sin una reforma laboral previa. El gran reto que debe afrontar nuestra sociedad es la formación, y esta está en gran parte desincentivada por la actual estructura de contratos, el sistema de prestaciones al desempleo y unas políticas activas - en especial la formación continua y ocupacional-que han demostrado ser bastante inefectivas. La reforma de estas instituciones es, por tanto, necesaria si lo que queremos es ser más productivos.
((La Vanguardia, 11-02-2010),11/02/2010)