A ver: mañana hay consejo de ministros extraordinario. Quizás sea mejor no ponerse nerviosos y esperar a ver qué pasa mañana.
Por ejemplo: se están estudiando medidas extraordinarias, como buscar algún sistema para que el Estado cubra parte de los salarios.
https://www.elconfidencial.com/economia/2020-03-16/trabajo-formula-estado-salarios-despidos_2499396/
La fórmula no esta todavía perfilada. Dependerá de lo que acuerden la Comisión Delegada para Asuntos Económicos y, posteriormente, el Consejo de Ministros del martes, pero lo que ahora está sobre la mesa es una estrategia novedosa para abordar el desastre laboral que se avecina a consecuencia del coronavirus.
Y hay que tener en cuenta que los datos más recientes que obran en poder del Ministerio de Trabajo son demoledores. Según se explica, en los últimos días ha llegado una cantidad ingente de peticiones de información a los funcionarios por parte de las empresas sobre cómo sacar adelante un expediente de regulación de empleo o uno de suspensión temporal.
Esa contribución del Estado, lógicamente, estaría tasada en el tiempo y solo duraría mientras la crisis siga abierta. La cantidad concreta se situaría en un término medio entre lo que cobraría el trabajador por desempleo y su salario real. Se insiste en que se trata de una situación excepcional y que, por lo tanto, la fórmula debe ir más allá de los mecanismos que existen ahora.
En concreto, según fuentes bien informadas, se trataría de que el Estado compartiera una parte del salario de aquellos trabajadores que pudieran perder su empleo por la inactividad de su empresa. Ahora bien, siempre que no se rompiera la relación laboral. Es decir, siempre que no hubiera despidos.
Los porcentajes no están definidos, pero lo que se pretende es que una parte del salario, como se ha dicho, la pague el Estado, otra el empleador y un porcentaje aún no determinado sería asumido por el propio trabajador. El objetivo es sustituir las rentas salariales por una especie de contribución del Estado para evitar un doble pánico. Por un lado, el que es propio del coronavirus desde un punto de vista de salud pública, y, por otro, el pánico en el que un trabajador puede entrar si además de estar 15 días sin salir de casa comprueba que se ha roto su relación laboral con la empresa.