O pide algún tipo de arraigo aquí en España, o se casa (o se hace pareja de hecho, precioso coladero) de un comunitario, o le toca volverse a la cálida Ucrania y tramitar allí su permiso.
Utilizamos cookies para ayudar a personalizar el contenido, adaptar la experiencia, y si estás registrado, a mantenerte conectado.
Al continuar utilizando este sitio, estás dando tu consentimiento a nuestra utilización de cookies.