Estos de la CUP son cinturones negros de la tontería permanente y peligrosa.
Los que dicen que Islandia (335.000) tiene la misma población que Cataluña, que en el pasado quemaban iglesias con sus obras de arte y ahora quieren convertir la Catedral de Barcelona en escuela de música, salen a gritar por las obras de Sijena y se convierten en defensores del patrimonio, que quieren crear aranceles que graven "alimentos exteriores a los Países Catalanes", imponiendo como productos básicos de consumo los "fet a Catalunya" (hechos en Cataluña) , entre ellos el pan con tomate, la butifarra con alubias o los embutidos de la Cataluña interior, especialmente los que sustentan la economía de feudos separatistas como Osona (Barcelona) y La Garrocha (Gerona).
Esto lo hacen los Monty Python o lo rueda José Luis Cuerda en "Amanece que no es poco" y no lo creemos.