toni
Miembro conocido
La polémica sobre los fijos discontinuos ya no se limita al dato de paro que elabora el SEPE. La Tesorería General de la Seguridad Social mantiene en revisión y sin actualizar desde septiembre la estadística que clasifica las bajas de afiliación según su causa. La razón, aclarar no solo las dudas que suscita la situación de estos trabajadores al dejar de trabajar, sino también su impacto en las dimisiones.
Se trata de una cuestión que repercute tanto en las cifras de desempleo como en el gasto en prestaciones. Y es que, a diferencia de los temporales, cuando acaba la tarea para la que se les ha llamado, a estos trabajadores se les da de baja como afiliados, pero como motivo se apunta un "pase a la inactividad" siempre y cuando el contrato siga vigente. En este caso, se considera que esperan un nuevo llamamiento por parte de la empresa y no cuentan como parados sino como demandantes con relación laboral con derecho a prestación. Por otro lado, si el motivo es un despido (que extingue el contrato) pasan a la casilla del paro.
Pero si rechazan el llamamiento, se considera una renuncia del propio trabajador, en cuyo caso seguirían siendo demandantes, pero no tendrían derecho a prestación. Es decir, la clave para que se consideren parados o no está en el motivo por el que no está trabajando. Y para determinarlo es fundamental el cruce de los datos que registra la Seguridad Social.
La duda que asalta a las empresas es qué tienen que hacer en el caso de la renuncia a reincorporarse, ya que al trabajador ya le habían dado de baja al pasar a la inactividad. Esto abriría la posibilidad de que un fijo discontinuo rechace el llamamiento no porque ha firmado otro contrato, sino para trabajar en la economía sumergida mientras cobra la prestación. Muchos empleadores han planteado esta cuestión de manera "informal" a la Seguridad Social y han recibido como respuesta que utilicen el sistema CASIA para "rehacer" la baja por pase a la inactividad y convertirla en una dimisión.
Algo que desde Inclusión niegan: mantienen que las empresas no están obligadas a "actualizar" la baja si el trabajador no se reincorpora. "Lo que se está intentando es que en el Fichero General de Afiliación se reflejen aspectos que nada tienen que ver con la gestión de la Seguridad Social", apuntan fuentes del organismo, que inciden en que esta cuestión se relaciona con las prestaciones por desempleo que lleva el SEPE, pero no con la Tesorería. Pero en este contexto de cierta confusión, que se ponga en revisión la estadística que refleja las causas por las que los trabajadores dejan de ser afiliados resulta llamativo. Sobre todo, porque sí se sigue contabilizando sin problemas cada mes la variación de altas y bajas de afiliación para cada tipo de contratos, incluyendo las de los fijos discontinuos.
Desde el Ministerio se explica que se trata de una base de datos "viva", porque algunas bajas se notifican con retraso. Por ello se están revisando las extracciones de datos de meses anteriores "regularizándolos" para que recojan las últimas actualizaciones. Esto permitirá "un análisis más completo" de la casuística y, con ello, del mercado laboral. Los cargos del departamento que dirige José Luis Escrivá desvinculan esta revisión de la reciente polémica con los fijos discontinuos. Pero el hecho es que los datos más "extraños" de esta estadística están relacionados directamente con ellos.
El primero es que el pase a la inactividad se ha convertido en la primera causa de baja de afiliación de los trabajadores con contrato indefinido, aunque su peso en el empleo estable, en términos de afiliación, es mucho menor que el del resto de contratos. Esto demuestra su elevada rotación. Desde Inclusión lo achacan a que ha aumentado el número de estos contratos y lo consideran algo lógico. Sin embargo, un análisis de investigador Florentino Felgueroso, de Fedea, demuestra que la ratio de bajas diarias de afiliación de los fijos discontinuos se ha duplicado respecto a 2019. Si la única explicación fuera el aumento del número de contratos y no la mayor volatilidad, se mantenía sin variación.
Se trata de una cuestión que repercute tanto en las cifras de desempleo como en el gasto en prestaciones. Y es que, a diferencia de los temporales, cuando acaba la tarea para la que se les ha llamado, a estos trabajadores se les da de baja como afiliados, pero como motivo se apunta un "pase a la inactividad" siempre y cuando el contrato siga vigente. En este caso, se considera que esperan un nuevo llamamiento por parte de la empresa y no cuentan como parados sino como demandantes con relación laboral con derecho a prestación. Por otro lado, si el motivo es un despido (que extingue el contrato) pasan a la casilla del paro.
Pero si rechazan el llamamiento, se considera una renuncia del propio trabajador, en cuyo caso seguirían siendo demandantes, pero no tendrían derecho a prestación. Es decir, la clave para que se consideren parados o no está en el motivo por el que no está trabajando. Y para determinarlo es fundamental el cruce de los datos que registra la Seguridad Social.
La duda que asalta a las empresas es qué tienen que hacer en el caso de la renuncia a reincorporarse, ya que al trabajador ya le habían dado de baja al pasar a la inactividad. Esto abriría la posibilidad de que un fijo discontinuo rechace el llamamiento no porque ha firmado otro contrato, sino para trabajar en la economía sumergida mientras cobra la prestación. Muchos empleadores han planteado esta cuestión de manera "informal" a la Seguridad Social y han recibido como respuesta que utilicen el sistema CASIA para "rehacer" la baja por pase a la inactividad y convertirla en una dimisión.
Algo que desde Inclusión niegan: mantienen que las empresas no están obligadas a "actualizar" la baja si el trabajador no se reincorpora. "Lo que se está intentando es que en el Fichero General de Afiliación se reflejen aspectos que nada tienen que ver con la gestión de la Seguridad Social", apuntan fuentes del organismo, que inciden en que esta cuestión se relaciona con las prestaciones por desempleo que lleva el SEPE, pero no con la Tesorería. Pero en este contexto de cierta confusión, que se ponga en revisión la estadística que refleja las causas por las que los trabajadores dejan de ser afiliados resulta llamativo. Sobre todo, porque sí se sigue contabilizando sin problemas cada mes la variación de altas y bajas de afiliación para cada tipo de contratos, incluyendo las de los fijos discontinuos.
Desde el Ministerio se explica que se trata de una base de datos "viva", porque algunas bajas se notifican con retraso. Por ello se están revisando las extracciones de datos de meses anteriores "regularizándolos" para que recojan las últimas actualizaciones. Esto permitirá "un análisis más completo" de la casuística y, con ello, del mercado laboral. Los cargos del departamento que dirige José Luis Escrivá desvinculan esta revisión de la reciente polémica con los fijos discontinuos. Pero el hecho es que los datos más "extraños" de esta estadística están relacionados directamente con ellos.
El primero es que el pase a la inactividad se ha convertido en la primera causa de baja de afiliación de los trabajadores con contrato indefinido, aunque su peso en el empleo estable, en términos de afiliación, es mucho menor que el del resto de contratos. Esto demuestra su elevada rotación. Desde Inclusión lo achacan a que ha aumentado el número de estos contratos y lo consideran algo lógico. Sin embargo, un análisis de investigador Florentino Felgueroso, de Fedea, demuestra que la ratio de bajas diarias de afiliación de los fijos discontinuos se ha duplicado respecto a 2019. Si la única explicación fuera el aumento del número de contratos y no la mayor volatilidad, se mantenía sin variación.